Puede que llegue un poco tarde, pero no se nos ha ocurrido mejor modo que comenzar a hablar sobre cine, que con un homenaje a uno de los mejores actores que este mundo ha podido ver. 10 días después de su muerte, tengo el placer de traeros, de la mano de Verónica Mendieta un personal homenaje a Robin Williams, espero que lo disfrutéis.
Eduardo Martín, ceo de 3!Producciones
“La muerte no es enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: la indiferencia”
Eduardo Martín, ceo de 3!Producciones
“La muerte no es enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: la indiferencia”
El pasado 11 de Agosto a las 02:00 de la madrugada
una noticia irrumpía en mi vida al igual que el protagonista de esta lo hizo
años atrás gracias a películas como “La
señora Doubtfire” o “Jumanji”.
Robin Williams había muerto.
Nunca he visto a tanta gente llorar la pérdida de
una celebridad a través de las redes sociales como en el día en el que mundo
conoció que Patch Adams, John Keating, “el hombre bicentenario”, Robin McLaurim Williams
apagaba los focos que le habían iluminado durante toda su trayectoria, tanto
profesional como personal, y terminaba el papel más difícil de interpretar que
había llevado a cabo en su vida, el de sí mismo.
Hoy quiero homenajear a este gran actor, a la cara
que había detrás de todas esas caracterizaciones y a la persona que salía a la
luz cuando el personaje se quedaba en el set de rodaje. Lo hago por mí, porque hablar de él me
produce una sensación agradable, por todos aquellos que crecieron con sus
películas y por él, para que desde donde esté sepa que su lucha no fue en vano,
para que sepa que venció a la indiferencia ganándose el respeto y la admiración
de una servidora y de muchos más. Va por ti, Robin!
Robin Williams nacía en Julio de 1951, en Chicago, y
no fue hasta 1976 cuando comenzó su carrera cinematográfica dándose a conocer
con películas como “Popeye” o “Un ruso en Nueva York” y series como “Días felices” que, aunque no tuvieron
un gran reconocimiento, catapultaron a Robin al estrellato. Un estrellato que
se consumaría con la llegada de sus tres nominaciones al Oscar por una de las
cuales se llevó la preciada estatuilla que tantos actores y actrices codician.
Primero fue nominado por “Good morning,
Vietnam”(1987), dirigida por Barry Levinson, en la que interpretaba a Adrian
Cronauer, un locutor de radio cuyos comentarios sobre la guerra de Vietnam no
son todo lo correctos que deberían serlo y le llevan a ser despedido por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
En esta ocasión el Oscar fue a parar a manos de
Michael Douglas por su actuación en la película “Wall Street”.

En 1997 llegó la tercera candidatura por la que
optaba al Oscar como Mejor Actor de Reparto. Esa noche la estrella de Robin
brilló como nunca antes lo había hecho al oír su nombre seguido de la frase más
esperada en Hollywood desde principios de año cuando arranca la temporada de premios con los Globos de Oro,
“and the Oscar goes to…”.
Su papel de Sean Maguire, el compañero de habitación
que tuvo en la universidad el profesor Lambeau (Stellan Skarsgard) y persona
que de alguna manera fascina a Will Hunting (Matt Damon), le valió el
reconocimiento de la Academia y de todos sus compañeros de profesión. Pero ni
sus cinco Globos de Oro, ni el SAG, ni si quiera el Oscar son los motivos por
los cuales Robin Williams es recordado.
Entre nominación y nominación apareció en el papel
secundario del “Rey de la luna” en la película “Las aventuras del barón Munchausen” (1988) y en el papel principal
de Parry, un vagabundo con problemas mentales que salva la vida al locutor de
radio Jack Lucas (Bridges) cuando decide suicidarse después de provocar que uno
de sus oyentes mate a siete personas y termine
con su propia vida, en la película sobre la leyenda del Santo Grial y el
Rey pescador titulada “El Rey pescador” (1991).
Me gustaría hacer una mención especial a las
películas que más han marcado mi vida de este genio de la comedia llamado Robin
Williams. “Hook”, “Jumanji” y “Flubber” son las seleccionadas. Para mí sería un
placer hablaros de cada una de sus películas y de sus apariciones en televisión
pero todo eso lo podéis encontrar en cualquier página de información similar a
“Wikipedia”. Mi objetivo es que vosotros, nuestros lectores, os veáis
identificados conmigo y penséis en como Robin también llego a vuestra vida
gracias a alguna de estas películas y, al igual que un turista se enamora de su
destino vacacional y decide quedarse, se instaló en ella.
“Hook” de Steven Spielberg 1991).
Todos conocemos la historia de Peter Pan, lo más
seguro que sea debido a la película de animación producida por Diney. Un niño
que tiene la capacidad de volar y que vive en el País de Nunca Jamás donde los
niños nunca crecen. En esta adaptación cinematográfica Peter (Williams) no es
un niño, sino un abogado adulto con una familia de la que cuidar. Decide viajar
a Londres junto a su mujer y sus dos hijos para visitar a Wendy (Maggie Smith)
con la cual ha perdido el contacto desde su infancia. Cuando sus dos hijos son
secuestrados por el Capitán Garfio (Dustin Hoffman) Peter viaja al País de
Nunca Jamás junto con Campanilla (Julia Roberts) para recuperarlos. Allí
recuperará también su antiguo él, el niño que llevaba dentro a pesar de haber
crecido.
A mis recién cumplidos 19 años soy una persona a la
que no le gusta cumplir años y podría decirse que me da vértigo la velocidad
con la que el tiempo pasa. Cuando veo esta película mi miedo porque los
mejores años de mi vida pasen a gran velocidad y me saluden de lejos
desaparece. ¿Por qué? Si el personaje de Robin puede, después de haber crecido
y haberse olvidado de toda la historia que le había precedido, recuperar esos
años tan felices quiere decirse que no es imposible volver a vivir lo pasado.
Es cierto que físicamente no volverás a tener 8,9 o 10 años, pero podrás
revivir aquel tiempo tan feliz. De esa manera estás continuamente viviendo esa
época y nunca la perderás.
“Jumanji” de Joe Johnston (1995).

Quizás está película no tenga una gran moraleja más
allá de “no desentierres cosas que no son tuyas si suenan tambores” pero es una
película que habla de miedos y de superarlos. Un hombre que ha pasado 25 años
en una selva solo, una mujer a la que tomaron por loca cuando contó lo sucedido
y dos niños que han perdido a sus padres deciden acabar un juego que en el que
cada vez que los dados son lanzados alguna desgracia ocurre. La película te
invita a seguir intentándolo, a no quedarte en lo seguro para evitar más
desastres. Para una persona con miedos e inseguridades como yo es una inyección
de seguridad. Arriésgate!
Flubber de Les Mayfield (1997).
Llegamos a mi favorita. Puede que el personaje del
profesor y yo tengamos una conexión especial y por eso la guarde en mi memoria
con tanto cariño.
El profesor Philip Brainard (Wiliams) es una de las personas
más despistadas, tanto que se olvida de su boda con la doctora Sarah Reynolds
(Marcia Gay Harden). Mientras la ceremonia quería empezar, uno de los
protagonistas estaba muy ocupado descubriendo una masa que posee vida propia
llamada “Flubber”. Cuando Sarah es plantada en el altar por Philip decide
comprometerse con otro hombre, el cual intentará hacerse con el nuevo
experimento de Philip.
El miedo de una persona despistada es encontrase con
que ha olvidado algo de máxima importancia y eso le ocurre al personaje de
Williams, y es que es fácil olvidarse de las cosas cuando estás muy ocupado.
Por supuesto que tienes que ser un completo desastre para olvidarte de tu
propia boda, pero la película lo utiliza como una hipérbole. Exagera el nivel
de despiste que posee el profesor para que cuando llegue el final nos demos
cuenta de que siempre hay una solución. Una solución impuesta por nosotros
mismos.
Robin Williams creyó encontrar esa solución en la
pérdida de la propia vida. ¿Estaba cansado de luchar contra la indiferencia?
¿No consiguió encontrar al niño que llevaba dentro? ¿Sus miedos no le dejaron
seguir arriesgándose a más desgracias? Nunca sabré lo que pasó por su mente
aquel último día de su vida. Lo que sí sé es que él dedicó su vida a hacernos
reír a todos salvo a sí mismo, y que nosotros deberíamos estar agradecidos de
que haya sido así.
Descansa en paz “Oh
capitán, mi capitán”.
Homenaje realizado por Verónica Mendieta.
Homenaje realizado por Verónica Mendieta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario