lunes, 27 de octubre de 2014

Redescubriendo un clásico: “Desayuno con diamantes”

 “Desayuno con diamantes”




Ya estamos de vuelta con otro “Redescubriendo un clásico”, esta vez redescubrimos la famosa “Breakfast at Tiffany’s” y que yo comente esta película es algo extraño. ¿Por qué? Aun no conocéis mis gustos cinematográficos por eso he de deciros, para que entendáis lo que he dicho anteriormente, que no soy muy de Audrey Hepburn. Sí, soy una chica a la que le encanta el cine clásico pero no Audrey Hepburn y tampoco Marilyn Monroe, quizás porque creo están demasiado sobrevaloradas. También puede ser debido a que se les daba demasiado crédito cuando había actrices que, desde mi punto de vista, a nivel interpretativo eran y siguen siendo mucho mejores, como Vivien Leigh, Elizabeth Taylor, Julie Andrews, Kim Hunter u Olivia de Havilland, cuyas caras no veréis en carpetas, tazas u otros tipos de productos cotidianos. Como si el talento importara menos que la belleza. Esto me recuerda a cuando le conté a una chica, que solía ser amiga mía, que me encantaba Mery Streep. ¿Sabéis qué me dijo? “Pero si es fea”. Esa persona debería haberse mirado al espejo antes de haber articulado esa frase, pero el caso es que esta chica es un claro ejemplo de que se valora más lo bonitas que quedan ante las cámaras las actrices que su actuación

Sabiendo que yo normalmente me guio por el elenco integrante del film puede resultar extraño que decidiera ver la película; sin embargo, esta vez me deje llevar por la provocadora dirección de Blake Edwards que, junto a Spike Jonze y Mike Nichols, es uno de mis favoritos.

"Blake Edwards"
  
Quizás seréis pocos los que habréis oído hablar de él, y es una pena, pero este hombre influyó mucho más en la historia del cine de lo que nosotros, mortales, podemos imaginar. En América todo el mundo le conoce como un referente de la verdadera comedia, como el padre de la Pantera Rosa o como la persona que llevo a la gran pantalla películas que han y van a seguir perdurando como “Desayuno con diamantes” o “10, la mujer perfecta”.


Con una trayectoria considerablemente larga, comenzó como extra en algunas películas (“Los mejores años de nuestra vida” ***) y paso rápidamente a escribir que era aquello que le apasionaba. En la mayor parte de sus películas el guion lo escribió él, a veces con ayuda de algún que otro guionista más. 



No todas sus películas obtuvieron el éxito que se merecían como es el caso de “Querida Lili” o “S.O.B. Sois hOnrados Bandidos”. Demostró ser igual de bueno en el set de rodaje que un escenario cuando llevó a Broadway “Victor o Victoria” en 1995 (adaptación de su película con el mismo nombre de 1982). Ninguna de sus películas, ni su dirección, fueron premiadas con el Oscar   hasta el 2004  cuando la Academia le concedió el Oscar Honorífico por toda una carrera.


Siempre que hablo de él lo hago con gran cariño porque recuerdo que al principio no apreciaba sus películas, las cuales tachaba de contener sexo sin motivo aparente, y le acusaba de haber boicoteado la carrera cinematográfica de su mujer, Julie Andrews, absorbiéndola como actriz secundaria en la mayor parte de las 7 películas en las que compartieron créditos marido y mujer. Pensaba que a Andrews se le cerraron muchas puertas casándose con él dado que se dedicó a ayudarle a superar su depresión, a aparecer en sus películas sin tener un papel relevante y además la imagen de candidez que Hollywood tenía de ella fue dañada (en especial después de hacer S.O.B.)  por esto mismo. 
Luego me di cuenta de que si no hubiera aparecido en sus raras pero innovadoras películas habría seguido obteniendo ofertas para interpretar a niñeras y por lo tanto habría sufrido el terrible fenómeno del encasillamiento. Con lo que ahora no solo tengo que agradecerle que diera vida a la carrera la dama inglesa “prácticamente perfecta” sino que también le agradezco que nos mostrara lo que es de verdad el género de la comedia y lo que es hacer algo nuevo.

Dicho esto he de gritar a los cuatro vientos que la película me gustó muchísimo.

“Siempre oí que en Nueva York uno nunca conoce a sus vecinos.”


La película es una adaptación, bastante libre, de la novela del mismo título escrita por Truman Capote. La historia de esta novela/película nos habla de un hombre llamado Paul Varjak (George Peppard), proyecto de escritor, que se muda a un bloque de apartamentos donde vive Holly Golightly (Audrey Hepburn), una joven fuera de lo común que vive del dinero que viejos millonarios le dan para ir al tocador.



Gato o Lula Mae Barnes.

“Somos un par de seres que no se pertenecen, un par de infelices sin nombre, porque soy como este gato, no pertenecemos a nadie. Nadie nos pertenece, ni siquiera el uno al otro.”


Resulta que la preciosa y glamurosa Holly Golightly no se llamaba así antes de pisar las interminables calles de Nueva York, sino Lula Mae. Además estaba casada y bien establecida en un pequeño pueblo americano. Al escapar de su marido y de su anterior vida se cambia el nombre en un intento de reinventarse a sí misma. Cuando Holly le dice a Paul que  no quiere ponerle un nombre al gato que se encontró porque opina que no le pertenece nos hace pensar que ella quería pertenecerse así misma cuando se cambia el nombre y huye a Nueva York.

Tiene fobia a pertenecer a alguien y no está claro el motivo, pero yo personalmente creo que tiene miedo a decepcionar a la gente, por eso no se muestra como es. Si decepciona o no gusta a nadie siendo Holly siempre le quedará Lula Mae.

Se identifica con un ser salvaje que se alimenta de lo que los demás dicen de ella. Lo curioso es que para ser un ser salvaje busca tranquilidad.




Describe Tiffany’s como un lugar donde nada podría pasarle ya que es muy tranquilo y posee un aspecto lujoso. Esta descripción encaja a la perfección con su aspecto externo. A pesar de no poseer dinero ella luce siempre un modelito elegante adornado con un peinado muy clásico y, por supuesto, con joyas.



Con una fachada tan glamurosa como la del escaparate de la famosa joyería, en el fondo este personaje se parece más al pequeño animal asustado que, si bien no tiene nombre ni pertenece a nadie, busca asentarse en un lugar tranquilo.

“Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje, y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula, tu misma la has construido. Y en ella seguirás vayas donde vayas porque no importa dónde huyas; siempre acabarás tropezando contigo misma.”







Holly es una chica que se cree las fantasías que se imagina, que intenta llenar el espacio con gente y lo único que consigue es sentirse aún más sola, que dice aquello que se le pasa por la mente, que se inventa una segunda personalidad, que está obsesiona con el dinero (“en la vida se ha de saber de todo”), que ha hecho durante toda su vida el papel de alocada, que es mantenida por el dinero de otros hombres pero a la vez se considera independiente, que se contradice a sí misma (quiere brillantes pero piensa que una mujer no debería ponérselos antes de cumplir 40 años), que no desempaqueta sus cosas dado que un día busca un lugar tranquilo y lujoso y otro día no quiere asentarse.

“Holly: - Si tuvieras dinero, me casaría contigo al instante. ¿Harías lo mismo?
Paul: - Al instante.
H: - Por suerte, ninguno de los dos es rico.
P: - Sí.”


Por otro lado tenemos a Paul, al que Holly llama Fred porque le recuerda a su hermano, que también está siendo mantenido por una diseñadora mientras él intenta ganarse la vida escribiendo. Paul no entiende que Holly no sienta esa necesidad que todos tenemos de pertenecer a alguien. Intenta entenderla, incluso le deja que le llame Fred,  y que ella decida que ese lugar tranquilo está junto a él.


Mickey Rooney.

Que Mickey Rooney tuviera un papel en esta película no fue casualidad sino un ejemplo de cómo Blake Edwards suele poner un elemento que identifica su vida en sus películas. Cuando Blake era joven compartía piso con Mickey Rooney y en la película, si bien los protagonistas no comparten piso con él, viven en el mismo bloque de apartamentos de lo cual Holly se aprovecha llamándole siempre para que le habrá la puerta porque nunca se lleva la llave cuando sale.



Nominaciones y premios Oscar.

La película recibió cinco nominaciones y ganó en dos de las categorías en las que estaba nominada, Mejor Banda Sonora y Mejor Canción por “Moon River”.

Aunque se ve claramente que la música fue una de las claves del éxito de la película me gustaría hacer una mención especial a ella y en concreto a Henry Mancini. Una de las cosas características de Blake Edwards es que casi siempre solía trabajar con los mimos actores (Jack Lemmon, Robert Preston o Peter Sellers son algunos ejemplos) pero además su banda sonora SIEMPRE estaba compuesta por Mancini, algo que le ha dado unos cuantos Oscars a este.

La canción es todo un icono que marcó la película y a mucha gente. Es imposible pensar en la película sin imaginarnos a Audrey Hepburn cantando “Moon River” en la ventana o sin ver en nuestra mente la escena en la que Holly está delante de Tiffany’s sin que suene la BSO.

Os dejo la canción interpretada por el propio Mancini: https://www.youtube.com/watch?v=zw0JSJd_dm8





That's all, cinéfilos!











Título original: Breakfast at Tiffany’s.
Duración: 115 min.
Director: Blake Edwards.
Guión:. George Axelrod basado en la novela homónima de Truman Capote.
País: EE.UU.
Año: 1961.
Música: Henry Mancini.
Elenco: Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal, Martin Balsam, Mickey Rooney, John McGiver, Buddy Ebsen, José Luis de Vilallonga.
Producción: Martin Jurow y Richard Shepherd.

Fotografía: Franz Planer.

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