lunes, 1 de septiembre de 2014

Redescubriendo un clásico:" Los mejores años de nuestra vida"

Los mejores años de nuestra vida (¿?)



Hoy en nuestro espacio de cine clásico os traigo una película que aun teniendo 8 Oscars, sin incluir el honorífico a uno de los actores, no es nombrada ni recordada al citar las películas bélicas más conocidas y mejor hechas de la historia del cine. Cierto es que en la película no aparece ninguna guerra, pero sí que salen las consecuencias de una de estas, nos sitúa en un periodo de postguerra, y por lo tanto la podemos incluir dentro del género bélico. Es una película dramática, es una película romántica, es una película histórica, es una película en blanco y negro de William Wyler.

Si bien nada más dar comienzo la película nos aparece el nombre del productor, Samuel Goldwyn, él no fue nada más que un peón que siguió los consejos de su mujer para hacer uno de los films que más premios de la Academia recibiría. Frances Goldwyn tuvo una brillante idea tras leer el artículo “The Way Home”, publicado en la revista “Time”, en el que se trataban los problemas a los que se enfrentaban algunos de los soldados que volvían de luchar en la Segunda Guerra Mundial. La Sra. Goldwyn le dijo a su marido que las historias de esos soldados serían una buena base para una película, algo que resultó ser verdad.

Samuel Goldwyn se puso en contacto con MacKinlay Kantor, que había escrito unas cuantas novelas que más tarde habían sido adaptadas al cine, para que escribiera una novela acerca de esos problemas. En 1945 la novela de Kantor fue publicada bajo el nombre de “Glory for me”. Mientras esperaba a que William Wyler volviera de completar el servicio militar, Goldwyn empezó a trabajar con Robert E. Sherwood para convertir la novela de Kantor en un guion cinematográfico.




Todo comienza en una terminal. El Capitán Fred Derry (Dana Andrews) busca un vuelo para volver a su ciudad natal. Mientras espera la salida de un avión que le lleve a casa conoce al suboficial de segunda clase Homer Parish (Harold Russell) con el que embarca en el mismo aeroplano. A estos dos se les suma un tercero en discordia que además de haber participado en la guerra, al igual que ellos, también vive en su misma ciudad. Él es el Sargento técnico Al Stephenson (Fredric March). Durante el viaje entablan amistad y se, nos, presentan contando cada uno un poco de su historia. No solo han sido participes de la guerra y viven en la misma ciudad sino que cada uno se va a encontrar, a su manera, con dificultades para adaptarse de nuevo a una vida normal.

En un principio el problema que iba a sufrir uno de los tres personajes era el de estrés postraumático, pero Wyler decidió cambiar el guion tras conocer a Harold Russell, un hombre que perdió ambas manos en un accidente durante un entrenamiento en 1944. A pesar de no ser actor la naturalidad de Russell frente a la cámara y el manejo de los ganchos que utilizaba por manos convencieron al director y al productor de darle un papel importante en la película que marcaría su debut cinematográfico. No solo Russell se enfrentaba a su primera actuación sino que la hija del director, Judy Wyler, Cathy O'Donnell (Wilma en la película) y el más tarde famoso director Blake Edwards (“10, la mujer perfecta”, “Desayuno con diamantes” o “S.O.B. Sois honrados bandidos”)  se iniciaban en el cine con este film.




Hablemos de cómo uno de los reclamos de la película era Myrna Loy en el papel de Milly Stephenson, personaje cuyo marido se fue tres años atrás a la guerra y la dejó con dos niños a los que criar, y de cómo Teresa Wright en el papel de su hija Peggy Stephenson se la come en la mayor parte de las escenas. Para mi gusto he visto a una sardónica Myrna Loy incapaz de mostrar otro sentimiento que no fuera el de compasión. Con una frialdad, que no considero que el personaje de una mujer que se reencuentra con su marido y que tiene de nuevo a su familia unida, Loy mira a la cámara y trasmite tanto inquietud como suspense, haciéndonos creer que algo atormenta a esa mujer que no va a volver a sufrir penalidades. Quizás sea ahí donde resida el encanto de su actuación.

"Parece como si nada hubiera ocurrido."
Que Myrna Loy aportara un delicioso toque de misterio a su actuación no quiere decir que lo hiciera mejor que la joven Teresa Wright quien, según mi criterio, le da un repaso a Loy sobre lo que son los cambios de expresiones faciales.

Respecto a los galanes de la película decir que los Oscar a Fredric March (Stephenson) y a Harold Russell (Parish) fueron muy merecidos ya que durante la película pisan con fuerza mientras que Dana Andrews (Derry) camina ligero y  pasando desapercibido.








Personaje a personaje.



"Es fácil si uno entra en el juego."
Capitán Fred Derry “De glorioso oficial a empleadillo”
 
Lo primero que hace al llegar a su ciudad es ir a visitar a su padre y preguntar por su mujer con la que se casó,  habiendo empezado ya la guerra, sin apenas conocerla. Esta se llama Marie Derry (Virginia Mayo)  y trabaja en un club nocturno. Por frases como “Como vamos a divertirnos con tus 32’50 a la semana”  nos damos cuenta de que es una joven aprovechada que solo piensa en presumir.

El problema de Freddie a la hora de adaptarse es que cuando se fue a la guerra trabajaba en una heladería  y a la vuelta  le piden  para todos los trabajos un poco respetables dos años de aprendiz, sin cobrar, o de estudios.

Por otro lado están las terribles pesadillas que le acechan y acosan durante la noche cuando intenta dormir y olvidarse de aquel compañero cuyo avión fue derribado cerca del suyo.



"Tengo que hacerlo solo."
Homer Parish.

Antes de irse a la guerra era solo un niño con una novia, Wilma (Cathy O’’Donnell), unos padres y hermana que le querían y siguen haciéndolo a su vuelta. Además del evidente problema de adaptación producido por su falta de manos y esos ganchos que la marina le enseño a manejar, su problema reside en la compasión de la gente. Él no quiere ser un inútil y mucho menos que la gente sienta lástima de él por ese motivo.
Es increíble como la positividad que presenta frente a su problema físico delante de sus amigos y conocidos desaparece cuando está con su familia y estos intentan ayudarle.




"Me siento como si fuera a desembarcar en Normandía."
Al Stephenson.

El sargento siente tensión al volver a casa incluso sabiendo que allí le esperan sus dos hijos y su mujer con la que lleva 20 años casado. Cuando llega a su hogar se da cuenta de que todas las comodidades de las que gozaba antes de irse a luchar han desaparecido. No hay criada y tampoco comida como para cuatro personas. Sus hijos han crecido y se ha perdido la transformación de adolescentes a adultos que han sufrido durante esos tres años de ausencia. La situación pronto mejorará cuando le asciendan en su antiguo trabajo como banquero. Dado que ha convivido con muchos veteranos de la guerra sabrá a quien y a quien no conceder los préstamos. Su problema de adaptación es tan sencillo como que ha estado viviendo demasiado tiempo en otro lugar y en otras condiciones como para aceptar rápidamente que ya no es un sargento condecorado.


A estos tres ex componentes del ejército americano se les intenta rehabilitar tratándoles como a héroes.

Mi pregunta es ¿por qué si nos están mostrando que los protagonistas no son felices el título de la película hace alusión a un tiempo feliz? La única conclusión que he obtenido al preguntarme esto es que cuando pasamos por un mal momento siempre recordamos el pasado con nostalgia y revivimos “los mejores años de nuestra vida”.


“And the Oscar goes to…”


La gran vencedora de  la noche fue “Los mejores años de nuestra vida”. Con 8 premios de la Academia está entre los puestos más altos en cuanto a premios y críticas se refiere. Tanto el actor principal Fredric March como el secundario Harold Russell se llevaron a casa sus respectivos Oscars. Este último se llevó dos dado que recibió el de Mejor Actor Secundario y el Honorífico “for bringing hope and courage to his fellow veterans through his appearance” (por dar esperanza y coraje (valentía) a sus compañeros veteranos a través de su apariencia). En 1992 decidió vender uno de sus Oscars por 60.500 dólares para pagar las facturas desafiando al AMPAS y a su presidente Karl Malden quien intentó convencerle de que no lo hiciera ya que los Oscars "should not become objects of mere commerce” (no deben convertirse en objetos de mero comercio).

Recomendación:
Si os gusta esta película y queréis saber más sobre cómo afecta una guerra al ser humano os recomiendo la película de “El cazador” (1978) dirigida por Michael Cimino.


That's all, cinéfilos!







Título original: The Best Years of Our Lives.
Duración: 170 min.
Director: William Wyler.
Guión: Robert E. Sherwood, basado en la novela de MacKinlay Kantor.
País: EE.UU.
Año: 1946.
Música: Hugo Friedhofer.
Elenco: Dana Andrews, Fredric March, Myrna Loy, Harold Russell, Teresa Wright, Virginia Mayo, Cathy O'Donnell, Hoagy Carmichael
Producción: Samuel Goldwyn. SAMUEL GOLDWYN COMPANY.
Fotografía: Gregg Toland (B&W)


PD: Los efectos especiales durante el vuelo no son tan horribles como lo eran en aquella época.

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