Los
mejores años de nuestra vida
(¿?)
Hoy en nuestro espacio
de cine clásico os traigo una película que aun teniendo 8 Oscars, sin incluir
el honorífico a uno de los actores, no es nombrada ni recordada al citar las
películas bélicas más conocidas y mejor hechas de la historia del cine. Cierto
es que en la película no aparece ninguna guerra, pero sí que salen las
consecuencias de una de estas, nos sitúa en un periodo de postguerra, y por lo
tanto la podemos incluir dentro del género bélico. Es una película dramática,
es una película romántica, es una película histórica, es una película en blanco
y negro de William Wyler.
Si bien nada más dar
comienzo la película nos aparece el nombre del productor, Samuel Goldwyn, él no fue nada más que un peón que siguió los
consejos de su mujer para hacer uno de los films que más premios de la Academia
recibiría. Frances Goldwyn tuvo una
brillante idea tras leer el artículo “The
Way Home”, publicado en la revista “Time”,
en el que se trataban los problemas a los que se enfrentaban algunos de los
soldados que volvían de luchar en la Segunda Guerra Mundial. La Sra. Goldwyn le dijo a su marido que las
historias de esos soldados serían una buena base para una película, algo que
resultó ser verdad.

Todo comienza en una
terminal. El Capitán Fred Derry (Dana
Andrews) busca un vuelo para volver a su ciudad natal. Mientras espera la
salida de un avión que le lleve a casa conoce al suboficial de segunda clase
Homer Parish (Harold Russell) con el
que embarca en el mismo aeroplano. A estos dos se les suma un tercero en
discordia que además de haber participado en la guerra, al igual que ellos, también
vive en su misma ciudad. Él es el Sargento técnico Al Stephenson (Fredric March). Durante el viaje
entablan amistad y se, nos, presentan contando cada uno un poco de su historia.
No solo han sido participes de la guerra y viven en la misma ciudad sino que cada
uno se va a encontrar, a su manera, con dificultades para adaptarse de nuevo a
una vida normal.
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Hablemos de cómo uno de
los reclamos de la película era Myrna
Loy en el papel de Milly Stephenson, personaje cuyo marido se fue tres años
atrás a la guerra y la dejó con dos niños a los que criar, y de cómo Teresa Wright en el papel de su hija
Peggy Stephenson se la come en la mayor parte de las escenas. Para mi gusto he
visto a una sardónica Myrna Loy
incapaz de mostrar otro sentimiento que no fuera el de compasión. Con una
frialdad, que no considero que el personaje de una mujer que se reencuentra con
su marido y que tiene de nuevo a su familia unida, Loy mira a la cámara y trasmite tanto inquietud como suspense,
haciéndonos creer que algo atormenta a esa mujer que no va a volver a sufrir penalidades.
Quizás sea ahí donde resida el encanto de su actuación.
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"Parece como si nada hubiera ocurrido." |
Respecto a los galanes
de la película decir que los Oscar a Fredric
March (Stephenson) y a Harold
Russell (Parish) fueron muy merecidos ya que durante la película pisan con
fuerza mientras que Dana Andrews (Derry)
camina ligero y pasando desapercibido.
Personaje a personaje.
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"Es fácil si uno entra en el juego." |
Capitán
Fred Derry “De glorioso oficial a
empleadillo”
Lo primero que hace
al llegar a su ciudad es ir a visitar a su padre y preguntar por su mujer con
la que se casó, habiendo empezado ya la
guerra, sin apenas conocerla. Esta se llama Marie Derry (Virginia Mayo) y trabaja en
un club nocturno. Por frases como “Como
vamos a divertirnos con tus 32’50 a la semana” nos damos cuenta de que es una joven aprovechada
que solo piensa en presumir.
Por otro lado están las
terribles pesadillas que le acechan y acosan durante la noche cuando intenta
dormir y olvidarse de aquel compañero cuyo avión fue derribado cerca del suyo.
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"Tengo que hacerlo solo." |
Homer
Parish.
Antes de irse a la
guerra era solo un niño con una novia, Wilma (Cathy O’’Donnell), unos padres y hermana que le querían y siguen
haciéndolo a su vuelta. Además del evidente problema de adaptación producido
por su falta de manos y esos ganchos que la marina le enseño a manejar, su
problema reside en la compasión de la gente. Él no quiere ser un inútil y mucho
menos que la gente sienta lástima de él por ese motivo.
Es increíble como la
positividad que presenta frente a su problema físico delante de sus amigos y
conocidos desaparece cuando está con su familia y estos intentan ayudarle.
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"Me siento como si fuera a desembarcar en Normandía." |
Al
Stephenson.
El sargento siente tensión
al volver a casa incluso sabiendo que allí le esperan sus dos hijos y su mujer
con la que lleva 20 años casado. Cuando llega a su hogar se da cuenta de que
todas las comodidades de las que gozaba antes de irse a luchar han
desaparecido. No hay criada y tampoco comida como para cuatro personas. Sus
hijos han crecido y se ha perdido la transformación de adolescentes a adultos
que han sufrido durante esos tres años de ausencia. La situación pronto
mejorará cuando le asciendan en su antiguo trabajo como banquero. Dado que ha
convivido con muchos veteranos de la guerra sabrá a quien y a quien no conceder
los préstamos. Su problema de adaptación es tan sencillo como que ha estado viviendo
demasiado tiempo en otro lugar y en otras condiciones como para aceptar
rápidamente que ya no es un sargento condecorado.
A estos tres ex
componentes del ejército americano se les intenta rehabilitar tratándoles como
a héroes.
Mi pregunta es ¿por qué
si nos están mostrando que los protagonistas no son felices el título de la
película hace alusión a un tiempo feliz? La única conclusión que he obtenido al
preguntarme esto es que cuando pasamos por un mal momento siempre recordamos el
pasado con nostalgia y revivimos “los
mejores años de nuestra vida”.
“And the Oscar goes to…”
La gran vencedora de la noche fue “Los mejores años de nuestra vida”. Con 8 premios de la Academia está
entre los puestos más altos en cuanto a premios y críticas se refiere. Tanto el
actor principal Fredric March como
el secundario Harold Russell se
llevaron a casa sus respectivos Oscars. Este último se llevó dos dado que
recibió el de Mejor Actor Secundario y el Honorífico “for bringing hope and courage to his fellow veterans through his
appearance” (por dar esperanza y coraje (valentía) a sus compañeros
veteranos a través de su apariencia).
En 1992 decidió vender uno de sus Oscars por 60.500 dólares para pagar las
facturas desafiando al AMPAS y a su presidente Karl Malden quien intentó convencerle
de que no lo hiciera ya que los Oscars "should
not become objects of mere commerce” (no deben convertirse en objetos de mero
comercio).
Recomendación:
Si os gusta esta
película y queréis saber más sobre cómo afecta una guerra al ser humano os
recomiendo la película de “El cazador”
(1978) dirigida por Michael Cimino.
That's all, cinéfilos!
Título original: The Best
Years of Our Lives.
Duración:
170 min.
Director:
William Wyler.
Guión:
Robert E. Sherwood, basado en la novela de MacKinlay Kantor.
País:
EE.UU.
Año:
1946.
Música:
Hugo Friedhofer.
Elenco: Dana Andrews,
Fredric March, Myrna Loy, Harold Russell, Teresa Wright, Virginia Mayo, Cathy
O'Donnell, Hoagy Carmichael
Producción:
Samuel Goldwyn. SAMUEL GOLDWYN COMPANY.
Fotografía:
Gregg Toland (B&W)
PD:
Los efectos especiales durante el vuelo no son tan horribles como lo eran en
aquella época.
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